3 BEECH / HAYA
Fagus silvatica
Para los orgullosos, arrogantes, críticos

Descripción del estado: Personalidad crítica, arrogante, intolerante. Acusa a otros pero es incapaz de ponerse en el lugar del otro. Tensión localizada en la zona de la mandíbula. Suele apretar los dientes o éstos le rechinan.
Verbalizaciones frecuentes: "Quiera o no, veo las debilidades de los demás inmediatamente", "No aguanto el desorden", "No puedo soportar a la gente que habla sin pensar", "No puedo entender que no piensen igual que yo, si sé que tengo razón".
BEECH Tolerancia, Aceptación de los demás
Desarrolla la tolerancia y la sensibilidad hacia los demás. Para los que son críticos, arrogantes, intolerantes. Demasiado sensibles a su entorno, los que sólo ven la parte negativa de las cosas. A menudo cínicos y estrictos con los demás, buscan la perfección.
Las personas del tipo "haya" siempre piensan en lo bueno; se manifiestan tolerantes, consideradas y comprensivas. Se esfuerzan en ver todo lo positivo, incluso aunque los hechos parezcan desmentirlo, y se preocupan más de sus semejantes de lo que el observador imparcial cree conveniente.
Bach se ha incluido en el grupo de personas que "se preocupan demasiado por los demás". Pero "demasiado" significa que no se guarda la proporción, que hay algo que no concuerda y que el comportamiento de la persona del tipo "haya" --su opinión siempre positiva, su deseo de hacer el bien, su paciencia--, en realidad parece de algún modo artificial o exagerado (a veces también adulador). No puede ser de otra forma ya que su tolerancia demostrada hacia el exterior es sólo un exceso de compensación de una intolerancia interior y un auto rechazo igualmente grandes, y su dedicación al "bien" significa al mismo tiempo una condena hacia el "mal". Estas personas pertenecen al tipo de los intolerantes introvertidos, que no ejercen la presión sobre su entorno (como el extrovertido), sino sobre sí mismos y que deben practicar en la vida lo contrario de lo que correspondería a su naturaleza y que no admiten.
Puesto que en el fondo todo esto no es más que una maniobra de distracción --aunque con buenas intenciones--, hacia un conflicto con uno mismo, a largo plazo tendrá malas consecuencias. Su complejo de auto rechazo no desaparecerá sino que se activará constantemente. La persona del tipo "haya", que posee una estructura psíquica muy compleja, conoce sus rasgos aparentemente malos, pero no comprende su justificación y su sentido. Sucede entonces que, bajo la presión de la moral aprendida, los rechaza e intenta superarlos mediante una "bondad" y una tolerancia practicadas exageradamente.
Para escapar a la atracción de la mentira con la vida habría que firmar la paz con uno mismo. Debería poner en claro que la escala de valores con la que se juzga y condena, no es en modo alguno una verdad universal, sino que sólo expresa el espíritu moral de los tiempos dominantes en ese instante. Sería importante para él admitir reconocer los rasgos propios que rechaza para poder tratarlos con sentido y no entrar en un conflicto interior con ellos. Debería darse cuenta que no es por naturaleza un "come-todo", sino más sensible y susceptible que las otras personas y que, por eso, debe poner especiales exigencias a su modo de entrar o dejar salir, lo que reduce considerablemente sus límites naturales de tolerancia. Su "intolerancia" es, por consiguiente, una medida protectora natural y legítima sin la que no podría desarrollarse ni sobrevivir. Su gran sensibilidad arrastra otra "desventaja" adicional: una limitada capacidad de imposición que le hace depender en medida muy especial del bienestar de su entorno y le obliga a evitar las confrontaciones con quienes piensan de distinto modo a como él mismo. En realidad sería suficiente con que les dejara en paz, pero ya que la persona de tipo "haya" no sólo es muy sensible y temerosa, sino también considerablemente complaciente, a menudo exagera su tolerancia mediante una postura muy positiva, que obliga a sus semejantes, elevando además el sentimiento de su propio valor.
Así, para compensar las presuntas malas características que lleva, juega a lo "noble" y "bueno"; dedica su vida a altos ideales porque supone que tiene muchas carencias; ejerce por doquier la tolerancia porque se tolera él mismo muy poco; asegura el bienestar de su entorno por miedo a lesionar su naturaleza sensible, se deja admirar y venerar porque él mismo se desprecia
Si se sintiera bien y fuera agradable, todo estaría en orden. Pero en realidad, la persona "haya" típica, aunque se presenta relajada, despierta una cierta sensación de tensión, artificialidad o lejanía de la realidad. También los trastornos psicosomáticos que debe sufrir demuestran que algo no funciona correctamente, que su alma se rebela, puesto que su característica más esencial es defenderse contra la mentira.
Haciendo un juego de palabras podría decirse que "su alma sale a relucir" y lo hace en forma de frustración, dolor o padecimiento. La verdad radica en la realidad de nuestra vida, por mucho que parezca "buena" o "mala"; es lo que es real y en modo alguno coincide siempre con nuestros ideales. Sólo en la realidad falsificada podemos encontrar una relación con el misterio de nuestra existencia y la paz interior. Quien huye de la realidad de su vida se enferma, porque destruye su unidad interior.
A través de su postura bien intencionada, pero en el fondo alejada de la verdad, la persona del tipo "haya" complica enormemente el tratamiento. Normalmente se oculta detrás de su papel y no entra en aspectos indirectos y personales. Teme dejar al descubierto sus debilidades y supuestas malas características, y también sus intentos de reconocer de una manera consciente y abierta su intolerancia y sus presuntos malos rasgos. Debería reconciliarse con esas características que rechaza y contrastar la moral que ha aprendido con una postura crítica y auto responsable. Debería conocer las causas de su comportamiento y darse cuenta de que la auténtica intolerancia comienza siempre por uno mismo. Si no puede tolerarse y aceptarse, tampoco podrá hacerlo con los demás. Su comportamiento magnánimo y complaciente será sólo teatro, política o una maniobra psicológica y desencadenará por doquier malestar moral
También quien dirige el tratamiento, que por orgullo profesional intenta se amable con sus pacientes de un modo especialmente atento y bienintencionado, debería verificar de vez en cuando si en su terapia sólo está representando las propias debilidades y, a costa de su paciente, está haciendo realidad un estado de "haya".
El haya es, junto con la vid, el remedio de Bach esencial contra las ALERGIAS. Aquí puede verse perfectamente bien cómo un principio espiritual se expresa en la materia y se hace realidad. La intolerancia que un ser humano lleva en su estructura espiritual y psíquica se extiende naturalmente hasta el área de sus reacciones fisiológicas, bioquímicas y celulares. La intolerancia de tipo "haya" es introvertida y en buena medida inconsciente; por eso gusta de reaccionar en contra del cuerpo. (Cuando empujamos al subconsciente un conflicto moral se traslada al cuerpo, por un lado para llamar la atención sobre sí por medio de los dolores y por el otro lado buscando una salida a través de mecanismos de desintoxicación físicos). En estos casos vale la pena hacer un intento con "haya". Por supuesto que no pueden esperarse resultados inmediatos, lo mismo que ninguna persona cambia en un abrir y cerrar de ojos.
El haya puede combinarse a menudo con los siguientes remedios: acebo en caso de reacciones violentas de las defensas naturales (por ejemplo la alergia); agua de roca cuando una persona se aferra de manera excesivamente compulsiva a lo "correcto"; leche de gallina cuando la exagerada tolerancia es una reacción de miedo ante una vivencia de shock; manzano silvestre para aceptarse uno mejor y en general para la depuración de la sangre en las alergias; castaño blanco para hacer el pensamiento más flexible y abierto; pino albar cuando la tolerancia se diluye con sentimientos de culpa; mimulo cuando constituye sólo una reacción defensiva en caso de un temor muy grande; agrimonia cuando resulta demasiado artificial
El aspecto positivo de esta flor aparece cuando se hallan las emociones equilibradas. Se desprenden las cualidades de tolerancia y comprensión de las dificultades de los demás y la habilidad de ver lo bueno en cada persona y en cada cosa.
|