FLORES DE BACH
 
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2 ASPEN / ALAMO TEMBLON Populos tremula

Miedo de origen desconocido

Descripción del estado: Temores vagos, imprecisos, premoniciones, temor oculto frente a la amenaza de alguna desgracia, superstición, sensaciones siniestras sin razón aparente.

Verbalizaciones frecuentes:"Siento como si me hubieran echado mal de ojo y no pudiera usar mi voluntad", "Tengo la sensación de que algo terrible va a pasar, pero no sé decir qué ni porqué", "No lo voy a contar, a ver si no se cumple", "No puedo dormir y no sé porqué; es como si hubiera algo en el aire que me asusta, pero no sé qué es", "Cuando entro en un sitio, noto enseguida si hubo una situación tensa", "No dejo de pensar que ese color me dio mala suerte".

ASPEN Comprensión y aceptación de lo desconocido

Aporta el coraje para hacer frente a lo desconocido. Para remontar los temores de orígenes desconocidos, los miedos vagos, irracionales e inexplicables. Para los temores de origen oculto.

La persona de este tipo es torturada por los temores y los presentimientos, que no puede concretar en palabras ni fundamentar. Todo es vago e incierto y se sustrae a la discusión lógica o a la demostración: la sensación de desasosiego en el corazón, la infelicidad que siente venir o los malos presagios generales. Esos estados pueden sobrevenir estando la situación general buena y llegan a provocar el pánico, pudiendo también adoptar el aspecto de pesadillas. Sus causas son en parte físicas y en parte también de naturaleza psíquica, y se condicionan o fortalecen mutuamente, aspecto que hay que tener en cuenta a la hora del tratamiento.

El estado de "álamo temblón" surge --desde el punto de vista psíquico-- porque la persona afectada no puede incluir en su mundo consciente una parte de sus sentimientos y percepciones, generalmente porque llevan hechos que psíquica o mentalmente no ha asumido. Se trata de seres humanos muy sensibles que "sienten crecer la hierba". Sus presentimientos y temores tienen un motivo real, pero no se permiten contemplarlo con detenimiento. De manera inconsciente y automática, desconectan la percepción o el impulso sensorial del hecho que condicionan, de modo que el potencial de energía (que se libera en toda reacción), se acumula en ellos y genera angustia = temor. Para fijar de alguna forma la energía emocional y hacerla "inofensiva", suelen desarrollar una relación maníaca: atribuyen "libremente" a otras personas malas intenciones o hechos y por ese motivo les persiguen. O bien caen en la superstición o el ocultismo, que tienen la ventaja de ser irrefutables e indemostrables. También el deseo hoy ampliamente extendido de un diagnóstico médico "exacto" (que no lo hay), surge en última instancia de un estado de tipo "álamo temblón". En vista de los riesgos irracionales para la vida, que constituye un componente necesario de la conciencia humana, se huye en la seguridad ilusoria de una medicina orientada científicamente, de la que se espera una victoria sobre la muerte. La divisa es: Mejor un mal diagnóstico que ninguno, pues al menos se sabe dónde se está y no se sufre con la incertidumbre del futuro. Se puede desviar uno hacia actividades pseudo terapéuticas y no hay que enfrentarse a la mortalidad y el carácter inevitable del destino. Este deseo de pseudo claridad manifiesta lo grandes que son los miedos irracionales.

La persona del tipo "álamo temblón" suele dar la impresión de estar un poco "trastocada" pues realmente divaga por un mundo de tinieblas y sombras. Lo que le falta es un realismo sólido, que no solamente se refiera a la superación práctica de la vida sino también al lado espiritual y trascendente de la existencia humana. Habría que intentar que tuviera una mayor relación con la vida cotidiana, sobre todo por medio de trabajos prácticos, "para que no venga con ideas tontas", y habría que darle la oportunidad de vivir situaciones de éxito y de experimentar una motivación.

Pero de otro lado, para él es importante encontrar una visión del mundo o una religión que sean sólidas y soportables, que le proporcionen los fundamentos espirituales y respondan de un modo positivo a su búsqueda de un sentido. Puede recuperar así la confianza primigenia, cuya pérdida es la causa esencial de sus temores. Para algunas personas del tipo "álamo temblón" resulta curativo que se les muestre que no tienen fe ni confianza en Dios (aunque quizá se consideren religiosos o espirituales). Sus temores se convertirán entonces en puntos de cristalización alrededor de los cuales --bajo la presión vivida conscientemente de su padecer-- se forme una visión de la vida que soporte las pruebas del destino.

La persona del tipo "álamo temblón" debe darse cuenta que huye de sí. Deberá convertir sus presentimientos en conciencia, verificando su significado en lugar de huir ante ellos. De lo contrario, adoptarán incluso la forma de una manía persecutoria, como en muchas ocasiones este tipo de estados recuerda una locura o una psicosis (en parte con un carácter esquizofrénico). Resulta notorio que el poseído es incapaz de elaborar racionalmente las impresiones o las informaciones que recibe.

Los estados sicóticos son expresión de un trastorno del funcionamiento físico y psíquico normal. Como demostró R.G. Hammer por vez primera, suelen presentarse como consecuencia de graves conflictos psíquicos, que provocan alteraciones cerebrales orgánicas. La solución a estos conflictos es al mismo tiempo el tratamiento de la psicosis y el camino hacia la curación. A veces se consigue detectar en los antecedentes una determinada vivencia traumatizante que nunca fue elaborada, sino que se reprimió y sigue reprimiéndose. La tendencia permanente a reprimir da pie a que la persona afectada pierda también en general la capacidad de mantener un control preciso de las cuestiones problemáticas. Esto provoca, aunque en gran medida de forma inconsciente, nuevos conflictos de este tipo. El álamo temblón (quizá junto con cerasifera y agrimonia), puede rendir muy buenos servicios.

Desde el punto de vista físico, los estados de "álamo temblón" pueden ser también secuela de intoxicaciones o, al menos, verse favorecidos por éstas (alcohol, drogas, estimulantes, contaminantes, disolventes orgánicos, pinturas, medicamentos, etc). Por eso deben evitarse, lo mismo que todo lo que irrite el sistema nervioso vegetativo y vuelva lábil al organismo (condiciones climáticas desfavorables, "radiaciones terrestres" y venas de agua, campos eléctricos, etc). También los estados de intoxicación interiores, sobre todo en lo que respecta al sistema endocrino ( tiroides, ovarios), el hígado y los riñones, son importantes, por lo que habría que comprobarlos y en caso necesario tratarlos de modo adicional. También los trastornos en el ritmo del corazón y la insuficiencia cardiaca pueden desencadenar (sobre todo por la noche) los miedos de tipo "álamo temblón". Para todas estas alteraciones físicas es aplicable el álamo temblón.

La persona de este tipo tiende a transmitir su desazón a su terapeuta y atribuirle sus fallos y sus defectos. A menudo esas personas inician el tratamiento con un nuevo terapeuta hablando mal de todos los anteriores. Hay que tener bien claro que probablemente uno caerá algún día también dentro de esa categoría y por ese motivo debe evitarse cualquier malentendido. Siempre que sea posible hay que esforzarse para que esas personas no dejen nada pendiente que esté sin aclarar.

Agrimonia, cerasifera, véase el apartado correspondiente. Las personas de tipo "mímulo" padecen temores que pueden concretar. Tamarilla es para los estados de pánico. A menudo es necesario hacer combinaciones porque se pueden mezclar las diversas formas de miedo. Mostaza silvestre es buena para la depresión que puede imperar. Olivo se recomienda cuando los estados de debilidad (corazón) desempeñan un cierto papel. Las personas del tipo "castaño rojo" tienen miedo de los demás. Castaño común es para el terror interior, la desesperación y la imposibilidad de encontrar una salida. El estado de "cerasifera" significa temor ante una acción irreflexiva o la locura.

El aspecto positivo del estado mental correspondiente a Aspen se encontraría en aquellas personas, sin miedo, porque saben que el poder universal del amor está detrás de todo. Una vez que nos darnos cuenta de esto, estamos más allá de la inquietud o la preocupación.